Nicole Mitchell And Ballaké Sissoko «Bamako*Chicago Sound System»
Extraordinario disco que nos ofrecen Nicole Mitchell, flautista, compositora y profesora afincada en Chicago, y el maliense Ballaké Sissoko, el actual príncipe de la kora.
Joyas como esta existen por el tesón de los músicos involucrados. Extraordinario disco que nos ofrecen Nicole Mitchell, flautista, compositora y profesora afincada en Chicago, y el maliense Ballaké Sissoko, el actual príncipe de la kora, el más digno heredero de Toumani Diabaté, que fue su maestro y amigo. Ambos tienen unos currículos de auténtico lujo; del de Sissoko ya hablamos aquí, y de Mitchell lo haremos a continuación. Expresidenta de la prestigiosa asociación AACM (Association For The Advancement Of Creative Musicians) de Chicago, pasó de tocar en la calle a colaborar con el Art Ensemble Of Chicago, en una fructífera carrera en la que publicó su primer álbum, “Vision Quest” (2001), al frente del grupo Black Earth Ensemble, inaugurando un jazz futurista con fuertes conexiones africanas, tal como indica “Afrika Rising” (2002), el título de su segundo trabajo con BEE, uniendo el espíritu de las big bands del jazz clásico con las desviaciones excéntricas a lo Sun Ra Arkestra. Entre los miembros del ensemble figuran el batería Hamid Drake, el bajista Joshua Abrams o la chelista Tomeka Reid, que participa en una decena de álbumes de la BEE y en su encarnación en el cuarteto de cámara Black Earth Strings. La estrecha y fructífera relación entre ambas también propició un trío, junto al batería Mike Reed, con el que editaron el muy recomendable álbum “Artifacts” (2015). Otro colaborador habitual de Mitchell es el guitarrista Jeff Parker, que brilla en el álbum de la BEE “Intergalactic Beings” (2010) –influenciado por la Exploding Star Orchestra, del cornetista Rob Mazurek, de la que Mitchell es también miembro–, en la que fue su segunda suite, tras “Xenogenesis Suite” (2008), basada en la trilogía “Xenogenesis” de la novelista de ciencia ficción Octavia Butler. Su penúltimo trabajo es “At Earth School” (2023), acreditado a Nicole Mitchell’s Black Earth Sway.
En el verano de 2017 Mitchel y Sissoko se reunieron en Chicago, con sus respectivos músicos, comisionados por el festival Hyde Park Jazz, para realizar un proyecto colaborativo que juntase la tradición griot del oeste africano y el linaje jazz-blues afroamericano, reuniendo al balafonista Fassery Diabaté y las coristas Fatim Kouyate y Mankwe Ndosi, y al dúo de adalides del avant-jazz integrado por el guitarrista Jeff Parker (Tortoise, Isotope 217, Macaya McCraven y un largo etc.) y el bajista Joshua Abrams. En total, incluyendo a los dos protagonistas, se juntaron un octeto, completado por la percusionista JoVia Armstrong, en el estudio Strobe Recordings de Chicago bajo la supervisión del ingeniero de sonido Caleb Willitz. La razón por la que estas sesiones han tardado siete años en editarse es un misterio. Pero ya se sabe que nunca es tarde cuando la dicha es buena, y en este caso diríamos que es buenísima porque el diálogo es fluido, yendo del folk y la música de cámara africana a ese jazz astral que tan bien representa Alice Coltrane, sin olvidarse por medio de los ecos de colaboraciones como las que en el pasado juntaron a Foday Musa Suso y Herbie Hancock, ni de guiños al space jazz de Sun Ra o al vocalese de Meredith Monk, como demuestra la abstracción que impregna el tema “This Moment”, expandiéndose hasta los 14 minutos de sustanciosa música que, aun abundando en lo aparentemente improvisado, no deja de tener un sugerente mood melódico de reminiscencia africana. En total son nueve generosos cortes. Los ocho minutos de la inicial “Bamako Chicago” empiezan en placentero modo acústico, con kora, flauta, balafón y voces marcando la pauta. La calidez del balafón impregna un sustrato jazzístico en el que poco a poco se va imponiendo la guitarra eléctrica y unas voces femeninas, en clave afro-jazz-blues, haciendo muy creíble esa unión entre los efluvios rurales africanos y el mood de la gran urbe. A continuación “Doname” sigue la misma pauta, con las caricias de flauta, balafón y contrabajo llevando en volandas unas voces femeninas que son pura esencia africana. Luego, es la kora quien impone su sugestivo magisterio sobre un fondo en el que la guitarra de Parker apenas se insinúa. Alejado de lo improvisado suena también “Kanu”, otra delicia griot en la que las cabriolas de la flauta le van como anillo al dedo, dejando espacio a los solistas africanos y a unas voces que retrotraen a lo ancestral antes de un solo de flauta que explora las formas del jazz libre para devolver el protagonismo a unas voces jondas y emotivas. Siguiendo con el protagonismo africano, “Tolotai” permite el lucimiento de Sissoko y Diabaté, acariciados por una flauta que es puro viento fresco, sobrevolando una deliciosa melodía, entre el folk y el jazz, en la que de nuevo tienen un gran peso específico las voces.
El sabor afroamericano se impone en “Spicy Jambalaya”, con la flauta dominando en una jam sostenida por un estridente solo de guitarra y el músculo del bajo, aunque siempre dejando espacio para el lucimiento de kora y balafón y de unas voces que, lejos de lo africano, se convierten en puro avant-jazz. Tras tal explosión de libertad rítmica vuelven con “Tara” a la esencia africana, al canon griot, con voces jondas, cuerdas cristalinas y percusiones secas. Bamako y Chicago empatan en “Se Wa Kole”, contraponiendo la calidez del balafón con una guitarra que es un torrente jazz-rock, dejando a la vez espacio para la africanidad de las voces. En el cierre, con los nueve minutos de “Vulnerable”, es el vocalese experimental el que se impone, en un lamento introspectivo lleno de agudos estratosféricos y también de caricias instrumentales, a caballo del jazz y lo africano, certificando la validez de una colaboración que sirve para engrandecer aún más los prestigiosos nombres de Nicole Mitchell y Ballaké Sissoko.