El tercer álbum del trío peruano Kanaku y El Tigre, publicado sin previo aviso durante la cuarentena, no pudo llegar en un momento más oportuno. No solo se trata de un ecléctico bálsamo musical en tiempos de inevitable ansiedad, sino que es el mejor disco que ha refrendado hasta ahora una de las agrupaciones más talentosas y profesionales de la escena independiente limeña contemporánea.
La historia de la banda peruana Kanaku y El Tigre se remonta a la época de colegio de Bruno Bellatín (Kanaku) y Nicolás Saba (El Tigre), ambos amigos con inquietudes musicales, estuvieron un tiempo distanciados y se volvieron a unir con más madurez para crear este proyecto que nació como un dúo y que terminó creciendo tanto en miembros como en el sonido. Lo que han tomado de punto inicial para sus creaciones musical es el folk en su forma más acústica hasta tornarse experimental, psicodélico e imposible de clasificar si ahondamos en cada una de sus canciones.
Canciones que están enlistadas en tres discos. El disco debut se titula Caracoles (2010, Ombligo). Se destaca la canción “Bicicleta”, un paseo por algunos sonidos peruanos que emocionan. También lo hace la canción que le da título al disco, encerrando en ella la esencia de la placa. El segundo disco, recientemente lanzado, es el expresivo Quema, Quema, Quema (2015, Tiger’s Mil). Por el momento, se ha destacado de este disco la canción “Si te mueres mañana” con un clip dirigido por Víctor Checa en la localidad limeña de Chorrillos. El disco, más eléctrico que el anterior, trae colaboraciones de la actriz española Leonor Watling (Marlango), de los músicos peruanos Pamela Rodríguez y Sergio Saba (Cecimonster Vs. Donka). El disco ha sido grabada en Lima, mezclada en Buenos Aires por Matías Cella (Jorge Drexler, Kevin Johansen, Alejandro y María Laura) y en Los Ángeles por el reconocido Tom Baker (Molotov, Café Tacvba, Bajofondo).
Desde sus inicios, en el 2010, Kanaku y El Tigre pasó de ser un dúo a una banda conformada, aparte de los ya mencionados, por Marcial Rey, Manuel Loli, David Chang, Fernando González y Noel Marambio. Entre las particularidades de la banda, suelen incluir percusiones de cualquier cosa que haga ruido (botellas, mesas, serruchos, juguetes, entre otros singulares). Resaltan las historias personales que mencionan lugares del Perú, de modo que la aparente tímida voz de Nicolás Saba nos haga vivir e imaginar todo lo que canta en castellano y dándose el lujo de incluir algunas joyitas en inglés.
En plena cuarentena, el tercer álbum oficial del trío formado por Nico Saba, Bruno Bellatín y Marcial Rey apareció sorpresivamente en las plataformas digitales como un oasis de cadencioso eclecticismo en el que cada canción funciona como una suerte de viñeta que narra una historia distinta y explora un paisaje sonoro enteramente propio, abarcando además géneros tan distintos como la fusión afroperuana, el trap y la indietronica.
Apoyándose en un estupendo abanico de invitados especiales –como el cantautor uruguayo Jorge Drexler, los argentinos Kevin y Miranda Johansen (padre e hija), el repentista cubano Alexis Díaz Pimienta y, entre los locales, el legendario Miki González, el guitarrista Joaquín Mariátegui, la banda Camille Jackson y las cantantes Chaska Páucar, Pamela Rodríguez y Lorena Blume–, muy en la línea del proyecto colaborativo Todos están invitados (2016), ¿Si le doy zoom, puedo ver África? sigue la línea expansiva y mestiza de Quema quema quema (2015), pero sin perder de vista los temperamentos y las atmósferas más intimistas de Caracoles, el recordado debut de 2010.
Se trata, sin duda, de un trabajo de madurez plena, que proyecta a Kanaku y El Tigre como una de las principales fuerzas creativas del pop independiente actual en Sudamérica. Y es también un pretexto perfecto para distraer un poco los sentidos en estos días de confinamiento e incertidumbre.
Kanaku y el Tigre – El Año del Conejo
