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Cine

“Foxtrot”: abstracciones del dolor en el nuevo cine israelí

Una película del israelí Samuel Maoz muy interesante, aunque desnivelada y voluntariamente fría, que hace de los giros argumentales su principal punto de interés

Foxtrot ha generado polémica en el Estado de Israel. Se trata de una película, en la cuál los diálogos han sido reducidos a lo mínimo, trasladando a la parte visual el impacto de las situaciones

Hay películas cuyo título quizás no sea el más adecuado y que tienen algunos elementos visuales que podrían mejorarse, pero que, en cualquier caso, al término de las casi dos horas de proyección, terminan satisfaciéndonos. Tal es el caso de Foxtrot, película cuyo punto de partida es muy parecido al de la película norteamericana Last Flag Flaying (2018) recientemente estrenada.

En ambos casos, se trata de un soldado caído en combate y de cómo reacciona el entorno familiar del fallecido. En ambos casos se trata de unos padres que quieren recuperar el cuerpo de su hijo y saber exactamente en qué circunstancias se ha producido su muerte. Foxtrot comienza, precisamente, con unos desconocidos que llaman a la puerta y comunican el fallecimiento del hijo en acto de servicio. Al parecer, el ejército judío tiene un protocolo perfectamente estudiado para comunicar estas noticias, protocolo que es reproducido en toda su brutalidad en la película (incluida la inyección de tranquilizantes a la madre antes de que puede escuchar las primeras palabras de los recién llegados). La película acompañará a los padres del soldado durante los seis meses posteriores al anuncio de su muerte.

En el curso de la película, el actor Lior Ashkenazi nos pone en situación emocional y física con su expresión en primer plano dolorosamente fotografiada, como si de una película de Bergman se tratara. Recientemente lo vimos en la película Norman (2017), interpretando a Micha Eshel, un miembro de la clase política del Estado de Israel que tres años después se convirtió en Primer Ministro. La interpretación de Ashkenazi, como padre del soldado muerto, es, desde luego, lo mejor de la película y merece ser reseñado en primer lugar.

No es, desde luego una película en la que los guionistas hayan puesto particular énfasis en los diálogos. De hecho, éstos han sido reducidos a lo mínimo, trasladando a la parte visual el impacto de las situaciones. A fin de cuentas se trata de cine y de un arte visual. Abundan los planos cenitales –acaso excesivamente- y la brusquedad en el tránsito de una escena a otra. Foxtrot pretende “impresionar” mediante imágenes más que a través de diálogos.

A lo largo de la película sabremos lo que ha ocurrido y cómo se han desarrollado los hechos en un remoto puesto de control fronterizo en el que sirve el hijo de la familia protagonista. Lejos están los tiempos en los que el Estado de Israel se vanagloriaba por las hazañas del Tzahal (ejército) y cantaba las glorias de Moshe Dayan en la “Guerra de los Seis Días” de 1968. El pacifismo y el desengaño de las posibilidades de la guerra como remedio para los males del Estado de Israel es algo que pertenece ya al pasado. Lo que vemos en las escenas es un destartalado y maloliente contenedor que sirve como base para un pequeño grupo de soldados, perdidos en medio de ninguna parte, que tratan de controlar el tráfico por una frontera en donde pasa algún dromedario y ciudadanos aparentemente apáticos. ¿Vale la pena morir en defensa de una posición así?

El guión y la dirección son obra de Samuel Maoz que tiene en su haber otra película sobre un tema parecido: Lebanon (2009) que nos narra la historia de un grupo de soldados que pasan 24 horas en el interior de un tanque durante el ataque israelí al Líbano en 1982 y basado en sus propias experiencias personales (fue, en efecto, artillero en uno de los primeros tanques hebreos que penetraron en el vecino país). Se trata de una corta filmografía que no debe inducir a engaño: desde que colgó los galones de artillero, Maoz se ha dedicado al mundo de la dirección artística especialmente para la televisión de su país.

Foxtrot se estrenó en la 74ª edición del Festival Internacional de Cine de Venecia, ganando el Gran Premio del Jurado, el León de Plata. Posteriormente fue presentada en el Festival de Cine de Toronto y estará presente como nominada a la Mejor Película de Lengua Extranjera para los Oscars de este año.

Se trata de una película que ha generado polémica en el Estado de Israel. La ministra de cultura de aquel país la ha denunciado como una película “resultado de la autoflagelación y la colaboración con las posiciones anti-israelíes”, añadiendo que “resulta escandaloso que los artistas israelíes contribuyan a incitar a las jóvenes generaciones contra el ejército más moral del mundo mediante la difusión de mentiras en forma de arte”. Por su parte, el director, defendió su obra expresando que era el resultado de su “amor por Israel”. Lo que sí es cierto es que se trata de una coproducción germano-israelí, pagado con dinero de la Unión Europea. La lógica de esta polémica deriva del contenido de la propia película, pero revelarlo aquí supondría realizar spoiler y quitar al espectador el placer de descubrir el núcleo central de la trama.

Vale la pena mencionar a Giora Bejach, director de fotografía y responsable de los encuadres y de la utilización de recursos surrealistas. Las imágenes, como hemos dicho antes, son más importantes que las palabras. En cuanto a la música resulta ciertamente efectiva para apoyar a las imágenes. Ha sido compuesta por Ophir Leiwovitch uno de los músicos más apreciados del actual industria cinematográfica judía.

El problema de esta cinta es que le sobra metraje. El mismo mensaje podía haberse transmitido sin que fuera necesario recurrir a casi dos horas de proyección. La misma historia hubiera podido contarse con veinte minutos menos. 

En cualquier caso se trata de una película digna de ser tenida en cuenta a la hora de elegir vehículos para nuestro ocio y que ha causado una impresión extremadamente favorable en su pre-estreno.

Sinopsis Una familia con problemas tiene que afrontar los hechos después de que algo salga terriblemente mal en el lejano puesto militar donde está destinado su hijo.
País Israel
Dirección Samuel Maoz
Guion Samuel Maoz
Música Ophir Leibovitch, Amit Poznansky
Fotografía Giora Bejach
Reparto Lior Ashkenazi, Sarah Adler
Género Drama
Duración 113 min.
Título original Foxtrot
Estreno 02/03/2018

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