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Cine

“Smagen af sult” (Un bocado exquisito): los afilados derroteros que conducen al éxito

Los afilados derroteros que conducen al éxito en la nueva apuesta del director Christoffer Boe

 

 

Título original: Smagen af sult aka Un bocado exquisito
Año: 2021
Duración: 104 min.
País: Dinamarca
Dirección: Christoffer Boe
Guion: Christoffer Boe, Tobias Lindholm
Música: Anthony Lledo, Mikkel Maltha
Fotografía: Manuel Alberto Claro
Reparto: Katrine Greis-Rosenthal, Nikolaj Coster-Waldau, Flora Augusta, Charlie Gustafsson, August Vinkel, Nicolas Bro, Maj-Britt Mathiesen, Kent Dahlgren, Rasmus Hammerich, Luise Skov, Luca Reichardt Ben Coker, Sofie Torp, Michael Brostrup,
Productora: Coproducción Dinamarca-Suecia; Zentropa
Género: Romance. Drama | Drama romántico. Cocina

Sinopsis: Maggi y Carsten dirigen el popular restaurante Malus en Copenhague. Se aman, tienen dos hijos y todo cuanto desean. O casi. Les falta la codiciada Estrella Michelin por la que estarán dispuestos a sacrificar cualquier cosa con tal de cumplir su sueño. En su continuo esfuerzo, pasión y búsqueda del máximo reconocimiento, olvidan que los bocados exquisitos de la vida se disfrutan mejor juntos.

Por Laura Tabuyo Acosta

“Smagen af sult” (Un bocado exquisito): los afilados derroteros que conducen al éxito

Un bocado exquisito (A Taste of Hunger) es la nueva película de la productora danesa Zentropa. Un drama romántico dirigido por Christoffer Boe (Expediente 64: los casos del Departamento Q), sobre un matrimonio obsesionado con lograr la estrella Michelín. Y que además cuenta con el guion de Tobias Lindholm (Otra ronda).

La pareja protagonista la encarnan Katrine Greis-Rosenthal (Per el afortunado) y Nikolaj Coster-Waldau (La caza, Otra ronda”.

El quererlo todo te puede dejar sin nada

Maggi (Katrine Greis-Rosenthal) y Carsten (Nikolaj Coster-Waldau) forman un matrimonio, aparentemente, envidiable. Un matrimonio que cuenta con todo a lo que tradicionalmente puede aspirar una pareja. Los dos llevan con mucho éxito un restaurante en Copenhague, al tiempo que disfrutan de sus dos hijos pequeños. Sin embargo, su ambición no está colmada. Los dos aspiran a conseguir una estrella Michelín y no pararán hasta lograrlo.

Un deseo que pone de relieve el gran dilema que va a guiar Un bocado exquisito (A Taste of Hunger). ¿Se puede tener familia y triunfar en tu profesión? Un dilema muy tratado en el cine actual, por cineastas como el premiado Damien Chazelle y su delicada La la land. Una cinta que si bien mostraba un tono más esperanzador, aunque melancólico, guarda varias similitudes con esta turbulenta cinta danesa.

Turbulenta, ya que en Un bocado exquisito el matrimonio protagonista cruzará muchos límites guiados por una competitividad extenuante. En un mundo, el de la alta gastronomía, que aquí se retrata de forma despiadada. Con un Carsten (Nikolaj Coster-Waldau) como un despótico chef, incapaz de ver más allá de sus creaciones culinarias. En una actitud ególatra que arrasa con todo, incluida su familia.

Frío y oscuro drama familiar

Y es que más allá del lujoso entorno culinario, Un bocado exquisito es un drama familiar. Un drama frío, hasta la extenuación, con un aderezo muy variado, que al final tiene mucho sabor a culebrón. Con un chef adicto a su trabajo, que es un inepto en lo que se refiere a las relaciones emocionales. Y con una mujer que se siente abandonada, a la que su soledad le lleva a probar nuevos sabores.

Pero claro, como si de una película de Douglas Sirk se tratara, poco tardan en llegar los chantajes y la culpa. Guiado por una moral conservadora, que parece castigar al personaje de Maggi, a través de uno de sus hijos. En una secuencia angustiosa, en mitad de un bosque abrumador, sobre el que va cayendo de manera inmisericorde la noche.

Demasiado sofisticada, aunque notablemente interpretada

Precisamente es en su puesta en escena donde Un bocado exquisito destaca de forma innegable. Con una fotografía llamativa, en la que el color se utiliza de forma muy expresiva. Con muchos colores cálidos y una luz muy agresiva, como si de luces de neón se tratara. Al tiempo que unas secuencias en las que reina la penumbra, con un buen balance entre las escenas en interiores y exteriores. Y algunos encuadres torcidos, utilizados para representar el caos familiar.

Sin duda, se ve que el director tiene mano para la realización, pero se podría decir que lo que en pequeñas cantidades se agradece, en exceso cansa. Y en este caso su sofisticada puesta en escena no parece fluir muy bien con el tono de la cinta. Ya que Un bocado exquisito no es más que un drama familiar, con el mundo de la alta cocina como excusa.

Eso sí, merecen un comentario las dos interpretaciones de Katrine Greis-Rosenthal y Nikolaj Coster-Waldau. Ella mantiene su personaje en cada una de las secuencias de manera formidable. Transitando muy bien desde el atrevimiento de la que va a por todas, a ese abatimiento de una mujer agotada. Y a su lado, Coster-Waldau consigue dibujar a un obseso con trazos precisos, sin caer en la exageración.

Conclusión

Si te gustan los dramas románticos densos, sin aspavientos y con interpretaciones de peso, podría decirse que Un bocado exquisito (A Taste of Hunger) es tu película. No vas a ver nada nuevo, pero podrás identificarte con la despiadada competitividad que impera en nuestros días. Así como volver sobre el tema de la conciliación familiar y profesional.

Eso sí, su gélida y retorcida forma de abordar las emociones, puede no ser apta para todos los paladares. Y el excesivo efectismo de su puesta en escena puede desconectar a algunos de su trama.

 

A Taste of Hunger trailer

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